viernes, 12 de febrero de 2010

Indonesia: el aceite de palma asola el bosque del país y acaba con los orangutanes


Indonesia ha anunciado su intención de reforestar 500.000 hectáreas de bosque por año hasta 2020 con el objetivo de reducir sus emisiones de CO2 un 26%. El país sufre las consecuencias de la deforestación propiciada en su mayor parte por las plantaciones destinadas a la producción de aceite de palma. El plan supone un gasto de 269 millones de dólares.

El objetivo es ambicioso ya que a la reforestación hay que añadir el plan de rehabilitación de 300.000 hectáreas anuales de superficie deforestada.

Según el Ministro Zulkifi Hasan, el plan permitirá reducir un 26% de emisiones. La organización de protección del medioambiente « Planete Urgence » presente en el país, ya ha replantado 1,9 millones de mangles.

El aceite de palma

El “agrocombustible” proveniente del aceite de palma no ayuda a combatir el cambio climático, se trata de un negocio muy lucrativo para las compañías que lo llevan a cabo.El aceite de palma se utiliza también para fabricar un gran número de productos de diferentes sectores industriales.

109 millones de hectáreas

Indonesia cuenta con la tercera mayor superficie forestal del mundo después de Brasil y Zaire y desempeña un papel esencial en el clima mundial. Según la FAO, los bosques indonesios cubren tres cuartos de la superficie total del país ocupando 109 millones de hectáreas.

Desde la última década del siglo XX, el país ha perdido 1,3 millones de hectáreas de bosque cada año.Indonesia es víctima habitual de la explotación incontrolada de sus bosques. Al principio propiciada por los colonos holandeses. Después, una vez instaurada la independencia del país, debido a la cesión por parte del régimen de Suharto de las grandes zonas forestales a compañías extranjeras que se dedicaron a la elaboración de pasta de papel y, sobre todo, a la producción de aceite de palma.

En el siglo XXI, cada año se talan 60 millones de metros cúbicos de bosque sin autorización y dos millones de hectáreas de bosque natural se transforman en explotaciones madereras, para la producción de aceite de palma u otro tipo de productos agrícolas.