viernes, 25 de marzo de 2011

Japón teme daños vitales en el reactor 3 de la central de Fukushima


Los tres empleados que estuvieron expuestos a una dosis extraordinariamente alta de radiación en la averiada central nuclear de Fukushima trabajaron en un agua que, según indicó la operadora Tepco, tenía valores de radiactividad 10.000 veces mayores de lo normal.

La medición de estos niveles apunta, según la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón, a la posibilidad de que las barras de combustible en el reactor 3 de la planta estén dañadas. Un portavoz de este organismo nipón apuntó que el agua con radiación podría provenir del núcleo del reactor, por lo que "no se puede descartar" que haya daños en la vasija de contención aunque, insistió, "es prematuro ofrecer conclusiones". La empresa que gestiona la central y los trabajos de reparación ha sacado la misma conclusión.

Los afectados trabajaban el día 24 en el reactor 3 de la central de Fukushima I, donde intentaban reparar cables para restablecer el sistema de refrigeración del reactor. Mientras realizaban su labor no llevaban botas de protección, por lo que el agua con elevada radiactividad les atravesó los zapatos.

Dos de los tres trabajadores fueron llevados con quemaduras a una clínica especial. Este viernes serán trasladados desde Fukushima hacia la ciudad de Chiba al sur de Tokio, al Instituto Nacional para Investigación de la Radiación. Allí permanecerán probablemente en observación durante cuatro días.

La operadora TEPCO sostuvo que durante una inspección efectuada el miércoles 23 no había agua en el sitio donde luego trabajaron los técnicos. Después del incidente, la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial de Japón instó a la operadora de la central nuclear a procurar una protección más efectiva contra la radiación.

Tras conocerse estos datos, el Gobierno japonés ha aumentado el radio de protección de 20 kilómetros a 30 kilómetro. Hasta la fecha, las autoridades habían instado a los ciudadanos entre los 20 y 30 kilómetros a Fukushima a permanecer en sus casas sin abrir las ventanas ni utilizar el aire acondicionado.

Vía: El Mundo