domingo, 3 de julio de 2011

El CSIC alerta sobre los problemas de contaminación de Las Tablas de Daimiel


El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha alertado sobre los graves problemas de contaminación que sufre el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) y que han provocado la desaparición de gran parte de la vegetación acuática de este espacio protegido.

Santos Cirujano, científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y uno de los botánicos acuáticos más importantes de España, ha explicado que la entrada de vertidos de aguas residuales urbanas que ha recibido el Parque Nacional ha provocado la desaparición del 50% de las praderas de carófitos que se lograron recuperar en el último año.

Estos vertidos, que se han intensificado en los últimos meses, "han arrasado" gran parte de la flora, la vegetación y la biomasa de estas comunidades vegetales, que "juegan un papel fundamental en los procesos biológicos del ecosistema acuático".

Cirujano ha advertido de que el grave daño ecológico se debe a la entrada de agua "no depurada o mal depurada" que llega al parque procedente de municipios como Villarrubia de los Ojos y Daimiel que, en muchos momentos, han vertido directamente esta agua en mal estado sobre los cauces de los ríos Gigüela y Guadiana, lo que ha ocasionado que lleguen al humedal.

Ha recordado que la situación actual en el Parque Nacional contrasta "tristemente" con la que existía a inicios de año, cuando se había observado una gran regeneración de las amplias praderas de ovas (el césped submarino) que cubría gran parte del fondo de estas tablas fluviales.

Durante 2010, cuando se registró la inundación completa del parque, las Tablas de Daimiel llegaron a tener cubierta de praderas de ovas unas 450 hectáreas de terreno, mucha de las cuales han quedado ahora "destruidas" por la contaminación del agua.

Especies del género Chara, como la 'Hispida' y 'Canescens', han sufrido una "considerable regresión", curiosamente, ha puntualizado este científico, "en un año en el que se debería haber producido la mayor eclosión de la vegetación".

Santos Cirujano ha comentado que es "lamentable" que se sigan registrando problemas relacionados directamente con el tratamiento de las aguas residuales, más en un lugar tan sensible como el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, que forma parte de la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda.

Ha alertado de que la situación es "alarmante" y ha resaltado que "el funcionamiento de un parque nacional como Las Tablas de Daimiel no puede estar supeditado hoy en día a la entrada o no de vertidos contaminantes".

Ha recordado que episodios como éste "desgraciadamente, no son novedosos", pues se han registrado con anterioridad en años en los que, "curiosamente" el parque ha registrado altos niveles de inundación. "En 1990 el parque tuvo mucha agua y se contaminó, en 1997 ocurrió un hecho similar y el parque quedó arrasado por la contaminación, en 2004 la situación se repitió y el parque se convirtió en una cloaca y, ahora, la situación vuelve a ser preocupante", ha rememorado.

Para el científico del CSIC es "impensable" que en todo este tiempo las diferentes administraciones con responsabilidad en la gestión de las aguas superficiales no hayan apostado "con determinación" por dar una solución definitiva a este problema. Además, ha señalado, la Administración que tiene las competencias en materia hidráulica no está teniendo en cuenta un aspecto tan básico como el que las aguas residuales, una vez depuradas, deben tener la calidad suficiente para contribuir a recuperar los humedales que las reciben, algo que, ha matizado, "tampoco está ocurriendo".

Vía: El Mundo

Una tubería rota de Exxon vierte mil barriles de crudo al río Yellowstone


Al menos mil barriles de petróleo se vertieron este fin de semana al río Yellowstone, en Montana (EE.UU.), tras la ruptura de una tubería explotada por ExxonMobil bajo la superficie, informó hoy la petrolera en un comunicado.

La ruptura se produjo la noche del viernes entre las localidades de Laurel y Billings, en el sur, e impulsó el crudo a casi 130 kilómetros de distancia, forzando a las autoridades locales a ordenar evacuaciones en los márgenes del río. Exxon, que descubrió el desastre la mañana del sábado, aseguró en el comunicado difundido hoy que la tubería fue taponada, aunque aún no ha determinado las causas del accidente.

"Reconocemos la seriedad del incidente y estamos trabajando duro para enfrentarlo", dijo hoy en Billings el presidente de la compañía, Gary Pruessing, según el comunicado. El presidente aseguró que Exxon ha puesto hoy en marcha "un plan detallado" que indica públicamente cómo están limpiando el petróleo que ya han localizado y cómo siguen buscando restos de crudo.

Las graves inundaciones que sufren varios estados del centro y norte de Estados Unidos son uno de los posibles factores a los que apunta el Departamento de Desastres y Emergencias de Montana, que advierte de que los desbordamientos están dificultando las tareas de limpieza. Las autoridades esperan que la corriente traslade el petróleo al río Misuri, del que el Yellowstone es un afluente, y que la contaminación llegue hasta Dakota del Norte.

Los equipos de respuesta estatales y los propios de Exxon recurrieron el sábado a diversos mecanismos para tratar de absorber el petróleo en el río, y esperaban recibir hoy refuerzos de otros 50 trabajadores especializados en la respuesta a vertidos. "Estamos trayendo a expertos de todo el país para poder limpiar el crudo", aseguró Pruessing. "Seguiremos añadiendo recursos y nos quedaremos en las tareas de limpieza hasta que estén completas".

La reputación de Exxon, la mayor petrolera que cotiza en bolsa en el mundo, quedó marcada cuando una de las plataformas que operaba en Alaska, la Exxon-Valdez, se desplomó en 1989, liberando más de 40 millones de litros de crudo al mar. Tras el accidente, que marcó un antes y un después en la industria petrolera estadounidense, Exxon se esmeró en mejorar sus estándares de seguridad.

No obstante, la empresa continúa protagonizando, al igual que los otros gigantes del crudo, decenas de vertidos cada año en los ríos del país, que suelen pasar desapercibidos por su impacto relativamente menores al de los derrames que se producen en el mar.

Vía: Galiciae