viernes, 27 de noviembre de 2009

Copenhague pinta mejor


El té chino que compartieron Hu Jintao y Obama el mes pasado dejó fríos a todos los que esperaban un fuerte compromiso de China y Estados Unidos en la cumbre del Clima de Copenhague. Los analistas ya dijeron entonces que no se acababa el mundo y que tras la cita de los próximos días en la capital danesa nada volverá a ser como antes. Tenían razón. Obama confirmaba después que llevaría a la cumbre una propuesta de recorte de emisiones del 17% para 2020 y China parece dispuesta a limitarlas un 40%.

Barack Obama va a unir su suerte a la de China en la lucha contra el cambio climático. Para lo bueno y para lo malo. Las mayores potencias del planeta, también las que más contaminan, están estos días mirándose a los ojos y preguntándose: “y tú, ¿qué vas a hacer? Porque si vas tú voy yo, pero si tu te quedas, yo me quedo”. Puede que lo fácil sea decir “yo me quedo”. Pero cada vez hay más gente mirando. Lo saben. Y la inmensa mayoría espera otra respuesta: “Vamos, vamos todos”.

Obama va, con un recorte de emisiones del 17% bajo el brazo. Y con el ánimo firme de alcanzar un compromiso político que pueda convertirse el año próximo en un acuerdo vinculante. El primer ministro chino, Wen Jiabao, también estará en Copenhague con una propuesta que limitará sus emisiones entre un 40 y un 45% en 2020. No se puede hablar de reducción. Lo que propone China es que por cada punto de PIB emitirá un 45% menos de CO2 de lo que emite actualmente.

Pero es un paso enorme que, en palabras del economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, “ahorrará en 2020 un 25% de todo el CO2 que el mundo tiene que dejar de emitir para limitar el calentamiento”. Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU, no ve otras alternativas. “Los líderes mundiales perciben el tema del calentamiento global y de la contaminación excesiva como algo urgentísimo. Hace tres años no comparecía en las agendas internacionales. Ahora todos sabemos que es la prioridad, el enemigo público número uno. Quiero que estemos preparados en diciembre y que se firme un tratado fuerte”, apunta.

Una noticia buena y una mala

“Creo que Estados Unidos aprobará una legislación para luchar contra el cambio climático en 2010”. Es la buena noticia que anuncia David Robinson, investigador del Oxford Institute for Energy Studies y socio de la empresa consultora The Brattle Group. La noticia mala es que “esa legislación va a ser floja”. Según Robinson sería un error esperar que Estados Unidos, por más que Obama sea el presidente, vaya a liderar este proceso. “Algunos analistas opinan que el cambio climático es la sexta prioridad de la Casa Blanca por detrás de otros temas como la salud o la crisis económica. Y el Senado no tomará una decisión al respecto antes de mayo”. Ya entonces se habrán producido los primeros movimientos electorales de cara a la elección, en noviembre de 2010, de 36 de los 100 escaños que conforman el Senado. Y los compromisos climáticos que quieran asumir unos y otros saldrán en mayo a la palestra.

Las cuentas que se hace el consultor británico son de este tipo: “el sector más reacio a asumir medidas contra el cambio climático es el del carbón. Pero saben que, la alternativa a una legislación en esta materia es que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) tome las riendas del control de estas empresas, y sea mucho más estricta que una legislación sobre emisiones que podría ser menos exigente”. De hecho, demócratas y republicanos están negociando ya para acordar una legislación climática. Y para lograr ese acuerdo tendrá que ser muy flojo, con un precio de la tonelada de carbono muy bajo.

“Los americanos manejan un argumento elemental: si los chinos no tienen obligaciones con el clima nosotros tampoco. En cualquier caso, todo parece indicar que esta legislación se aprobará el próximo año pero no creo que los objetivos de reducción de emisiones vayan más allá de un 4% respecto a las de 1990 (el Senado está estudiando reducciones en torno al 17% respecto a los niveles de 2005, lo que supondría, una vez hechos los ajustes, una disminución del 6% respecto a 1990)”.

Robinson está convencido de que “Estados Unidos empujará con fuerza en el desarrollo de las renovables y de las redes inteligentes, pero China tomará más iniciativas. Creo que para convencer a los americanos hay que criticar menos su postura e insistir más en lo que se gana, en las oportunidades de negocio de este nuevo modelo energético”.

Via: COP15


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