jueves, 24 de diciembre de 2009

Atajos para la fauna


Las carreteras españolas son testigos cada año de la muerte de más de 10 millones de animales arrollados en accidentes que también se cobran víctimas humanas (unos 300 heridos graves cada año, de los que al menos diez falllecen). Además de un problema de seguridad vial, suponen un efecto negativo sobre el medio ambiente. Aunque la mayoría de los animales atropellados son domésticos o de granja, cada vez hay más cadáveres de corzos, ciervos o jabalís. El atropello no es, sin embargo, la única consecuencia. Las vías de comunicación fragmentan el territorio y muchas poblaciones de animales quedan aisladas en grupos cada vez más pequeños. La imposibilidad de desplazarse libremente repercute en la búsqueda de alimentos y de compañeros para el apareamiento, por lo que aumenta el riesgo de extinción en especies vulnerables, aunque éstas se hallen en una zona natural protegida. ¿Cómo conseguir que las infraestructuras de comunicación crezcan sin malograr los diferentes ecosistemas naturales y evitar estos peligros para la fauna y las personas?

La Unión Europea ha diseñado varias acciones con el fin de mitigar los efectos de esta fragmentación. La Directiva de Hábitats, del año 1992, que establecía las bases para la creación de la red de espacios protegidos Natura 2000, también incluía mecanismos para evitar los efectos negativos de las grandes infraestructuras sobre esos enclaves.

La red europea IENE (Infra Eco Network Europe), formada por expertos, institutos y administraciones de países europeos, también trabaja para evaluar los efectos de la fragmentación y hallar mecanismos efectivos para mitigar sus efectos. Y la forma de ejecutarlo es mediante la creación de vías férreas, autopistas, carreteras y canales que dispongan de pasos específicos para la fauna, lo que se denomina, en términos técnicos, una mayor permeabilidad. Además, se intenta preservar zonas (terrenos rústicos, campos agroforestales, cursos fluviales...) que actúen como corredores ecológicos que permitan a los animales desplazarse de una zona protegida a otra.

Via: Consumer

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