lunes, 8 de marzo de 2010

Australia y Japón enfrentados por las ballenas


Las reglas que gobernarán la caza de ballenas para los próximos años continúan en vilo, tras una reunión esta semana en Florida (EEUU) en la que Japón y Australia han enfrentado sus posturas sin lograr un acuerdo. El primero desea levantar el veto impuesto en 1986 que impide la caza comercial, mientras que el país oceánico, que se opone a toda captura de cetáceos, ha vertido críticas contra la actividad ballenera de Japón con fines científicos, que aprovecha un vacío legal.

El objetivo de la reunión de trabajo de la Comisión Ballenera Internacional (IWC) en la localidad de Saint Petersburg era perfilar un consenso para la próxima reunión plenaria, que se celebrará en Agadir (Marruecos) en mayo. Está sobre la mesa una propuesta para autorizar la caza comercial a Noruega, Islandia y Japón, pero reduciendo la cuota de capturas de los 221 ejemplares actuales a 209 y poniendo las actividades balleneras bajo la supervisión de la IWC, una condición que convertiría a la Comisión en una entidad de conservación, como reclama la organización ecologista Greenpeace.

Pero la propuesta planteada contiene otra petición que para Greenpeace resulta "inaceptable", según la responsable de océanos de esta ONG, Celia Ojeda: reabrir la caza en el Santuario de Ballenas del Océano del Sur. "Si quieren establecer cuotas, de ningún modo debe ser en el santuario", dice Ojeda.

Las naciones participantes en el encuentro se reunieron a puerta cerrada bajo un ambiente enrarecido por los recientes ataques de barcos ecologistas a los balleneros japoneses, así como por las duras declaraciones del Gobierno australiano contra el país oriental. Ayer, a petición japonesa, la policía australiana registró en Tasmania dos buques de la ONG Sea Shepherd, responsable de los encontronazos con los balleneros nipones.

Canberra mantiene su amenaza de denunciar la actividad pesquera nipona ante el Tribunal Internacional. Nueva Zelanda y EEUU, entre otros, se muestran partidarios de apoyar la propuesta, mientras que un bloque mayor de países, incluida España, la rechaza. La responsable de Greenpeace destaca que la postura española es clara, pero que "no juega un papel muy fuerte" en la IWC.

Tras concluir la reunión, el vicepresidente de la IWC, Anthony Liverpool, se mostró "esperanzado" de que los países puedan acercar posturas antes de la cita en Marruecos.

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