miércoles, 29 de diciembre de 2010

Arboles fluorescentes para iluminar las calles


El brillo dorado de las farolas de la calle pronto podría ser reemplazado por la fluorescencia procedente de las hojas de los árboles. Científicos de la Academia Sínica y la Universidad Nacional Cheng Kung en Taipei y Tainan han implantado dentro de las hojas de una planta brillantes nanopartículas de oro en forma de erizo de mar, denominadas diodos emisores de bio luz, o LEDs biológicos. Estos diodos absorben CO2 de la atmósfera día y noche.

Dichas nanopartículas convierten un material que normalmente absorbe luz en emisor y al introducirlas en las plantas hace que estas brillen. Por ello, los LEDs biológicos pueden servir para iluminar las calles o volver luminiscentes los costados de las carreteras. Este sistema, además de ahorrar energía y evitar emisiones, absorbe CO2 porque la luminiscencia del bio-LED hace que el cloroplasto de la planta realice la fotosíntesis ininterrumpidamente.

La clorofila, el pigmento fotosintético que da a las hojas su color verde característico, es ampliamente conocida por su capacidad de absorber ciertas longitudes de onda de la luz. Sin embargo, bajo ciertas circunstancias, tales como la exposición a la luz violeta, la clorofila puede también producir su propia luz. Cuando se expone a la luz con longitudes de onda de 400 nanómetros, la clorofila, normalmente de color verde, se ilumina con color rojo.

La luz violeta es difícil de encontrar, especialmente de noche, cuando las hojas brillantes serían útiles para los conductores y peatones. En su búsqueda de fuentes de luz violeta, los científicos la encontraron en las nanopartículas de oro.

Cuando las cortas longitudes de onda de la luz, invisibles para el ojo humano, tocaron las nanopartículas de oro, se produjo el resplandor violeta. Esa luz violeta alcanza las moléculas de clorofila, las activa y producen luz roja.

Los científicos, que publicaron sus trabajos sobre bio-LEDs en la revista Nanoscale, creen que los árboles tratados con nanopartículas de oro producirían suficiente luz como para sustituir a las farolas eléctricas o de gas.

Antes habrá que superar los trabajos con la planta acuática Bacopa caroliniana y aplicarlos a plantas terrestres. “Su implementación debería ser posible con un cierto trabajo adicional”, apunta Krishanu Ray, un científico de la Universidad de Maryland.

Las nanopartículas de oro están muy presentes en la naturaleza, si bien sólo se pueden detectar con espectómetros ya que están disueltas en aguas muy saladas y ácidas.

Vía: Portal del Medio Ambiente

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