La organización mundial WWF y el Secretariado de la Unión por el Mediterráneo (UfM) han reunido a un elenco de ONG esta semana para definir y acordar la necesidad de la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones políticas y en la gestión de proyectos relacionados con la naturaleza y el medio ambiente. El objetivo es aunar las necesidades de conservación de la naturaleza con las de desarrollo de las actividades humanas para asegurar el futuro de la cuenca mediterránea.
“Tenemos que tomar acción hoy si pretendemos conseguir un futuro para el medio ambiente y las personas en el Mediterráneo, ahora es el momento de invertir en su provenir, y es esencial que la sociedad civil sea una parte integral de ese proceso”.
Mustapha Derdabi, de la Asociación para la Protección Ambiental de Wilaya de Tetuán, resumía así las preocupaciones de muchos de los asistentes al primer encuentro del Secretariado de la Unión por el Mediterráneo (UfM) en Barcelona esta semana. En la reunión han participado ONG como WWF, así como un abanico de grupos y organizaciones a ambos lados de las orillas del Mediterráneo.
Representantes de – Albania, Croacia, Egipto, Francia, Italia, Líbano, Montenegro, Marruecos, Túnez, y muchas otras naciones de la cuenca mediterránea y la Unión Europea han discutido la necesidad de reforzar y mejorar la participación de las ONG en los procesos de la Unión por el Mediterráneo.
“La coordinación entre las ONG ambientales del Mediterráneo, en el seno de la UfM tiene un enorme potencial para traer un cambio positivo a escala regional e incluso global”, comenta Wael Hmaidan, del grupo libanés IndyACT, que trabaja actualmente en varias regiones árabes y europeas.
El Mediterráneo es una de las regiones más ricas del mundo en patrimonio natural, pero también una de las más vulnerables. Recursos menguantes de agua, degradación de hábitats, los riesgos del cambio climático o la necesidad de desarrollar energías renovables han sido los problemas ambientales más acuciantes. Estas amenazas representan un impacto directo en la estabilidad y la seguridad de la vida diaria de cientos de millones de habitantes.
La discusión también abarcó la llamada ‘Primavera Árabe’, el despertar político que ha barrido este año a las naciones de oriente medio y del norte de África, cimentadas, sobre todo, en la participación de la sociedad civil. Las influencia de la población local a la hora de trasladar sus necesidades a través de en demandas claramente articuladas son el ejemplo a seguir en los asuntos ambientales del Mediterráneo.
WWF ha pedido una mayor atención por parte de la UfM a la paulatima perdida de recursos naturales del Mediterráneo. En concreto, el medio marino y las pesquerías, por ejemplo, todavía no se consideran una prioridad entre los principales problemas ambientales a los que se enfrenta la región. Algo paradójico, si tenemos en cuenta el enorme valor socioeconómico, cultural y ecológico que representan.
El europarlamentario Raúl Romeva i Rueda, Vice Presidente de European Greens, hizo hincapié en la necesidad de que todos los grupos colaboren a la hora de acordar unas metas claras. “Los países mediterráneos comparten unas amenazas comunes para su entorno natural y el bienestar de sus habitantes. Tenemos mucho que ganar si nos enfrentamos a estos desafíos juntos, involucrando a toda la sociedad en el diálogo, sobre todo en materias tan urgentes como la pesca o la conservación del medio marino”.
Unión por el Mediterráneo (UfM)
La Unión por el Mediterráneo (UfM) se estableció en 2008. Se trata del único proceso político que une a todos los países de ambas orillas de la cuenca mediterránea y de la UE, permitiendo llevar a cabo reuniones multilaterales. La UfM incluye a los 27 Estados Miembros de la UE, junto a 16 socios mediterráneos. Todos juntos suman más de 756 millones de ciudadanos.
En el caso de los asuntos ambientales, la UfM busca influir y tomar decisiones que marquen la puesta en marcha de proyectos para la región. En particular, se prevé la adopción de una estrategia mediterránea del agua, una iniciativa de energía solar que abarque toda la región y un programa que acabe con la polución en este mar tan castigado, el llamado Horizon 2020.
El Proceso de Barcelona se lanzaba en noviembre de 1995 por los Ministros de Asuntos Exteriores de los, entonces, 15 Estados Miembros, como marco en el que gestionar acuerdos regionales y bilaterales. Con la Declaración de Barcelona como base, se formó el partenariado Euromediterráneo, que desde entonces ha seguido evolucionando hasta la actual Unión por el Mediterráneo.
Se trata de una alianza innovadora basada en los principios del diálogo y la cooperación, que busca crear una región de paz, seguridad y prosperidad compartida.
Vía: WWF
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